Salvo que hubiera una gran sorpresa, Emmanuel Macron se convertirá en presidente de Francia por otros cinco años. Y Marine Le Pen, nuevamente se habrá quedado solo en el intento.
Si por alguna extraña razón ganara hoy Le Pen, el mundo podría entrar en una senda que cambiaría la historia.
La candidata de la derecha francesa con un discurso populista y antieuropeo fracturaría el bloque occidental que se ha unido nuevamente en contra de Rusia en su conflicto con Ucrania.
Pero, además, le daría alas a Putin para influir en las elecciones de Estados Unidos en el 2024, probablemente respaldando a Donald Trump, y creando condiciones para que pudiera regresar a la Casa Blanca en un par de años.
Aunque ese regreso, es posible independientemente de lo que hoy suceda en Francia.
Hace cinco años, en el 2017, el triunfo de Macron generó una esperanza en el mundo que estaba sacudido tras el triunfo del Brexit y de Donald Trump.
Los nacionalismos, enarbolados por políticos que venden soluciones fáciles a los problemas complejos, una de las premisas del populismo, emergían con una gran fuerza.
Parecía entonces que, como a finales del siglo XVIII, Francia salía a defender la tradición liberal y demostraba que los ciudadanos podrían ser responsables de su destino eludiendo las salidas simplonas pero vendedoras.
Como muchos gobernantes, Macron falló en un sinnúmero de cosas, pero se mantuvo como la opción sensata en Francia.
Y las encuestas dicen que seguirá otros cinco años en el poder.
El avance de Le Pen, sin embargo, es una llamada de alerta a nivel global.
De acuerdo con una encuesta de CEVIPOF/IPSOS, citada en The Economist, solo 20 por ciento de quienes votan por Le Pen lo hacen por la confianza que les inspira. El 42 por ciento dice que la sienten más cercana a la gente común o la respaldan para castigar al “otro candidato”, en este caso a Macron.
Una candidata con vínculos cercanos con Putin pero que llegó a la segunda vuelta y quizás tenga el respaldo de cerca del 45 por ciento de la población francesa, es una muestra de que los votantes están en el desencanto nuevamente.
No es solo Francia. El riesgo de ver líderes populistas de izquierda y de derecha fortalecerse implica un riesgo global.
La historia nos enseña que el nazismo prosperó en Alemania como resultado de la miseria a la que Europa sometió a ese país como producto de los Tratados de Versalles y las reparaciones de guerra que impuso a los alemanes, generando miseria y desesperación.
Enrique Quintana / El Financiero