Antes de la invasión rusa a Ucrania, el destino de Alexei Navalny fue el motivo de la introducción de las sanciones europeas y estadounidenses y siguió siendo un importante foco de desacuerdo entre el Kremlin y los países occidentales. Pero después de dos años de guerra todo ha cambiado: ¿qué consecuencias podría acarrearle a Moscú la muerte del opositor?
Hace cuatro años, el envenenamiento de Navalny arruinó las relaciones de Rusia con Alemania, donde el político estaba recibiendo tratamiento. Sin embargo, Berlín todavía quiso mantener un comercio activo con Rusia y siguió comprando su gas, a pesar de la ocupación de Crimea y los combates en el este de Ucrania.
Después de reunirse con Vladimir Putin en Ginebra (Suiza) en 2021, el presidente estadounidense Joe Biden dijo que había amenazado a su par ruso con “consecuencias devastadoras” si Navalny moría en prisión.
El viernes, Biden pronunció un breve discurso en el que rindió homenaje a la valentía del líder opositor ruso.
«Putin es responsable de la muerte de Navalny», afirmó Biden.
Sin embargo, cuando un periodista le preguntó si se producirían las consecuencias destructivas prometidas, el presidente respondió: “Eso fue hace tres años. Ya han sufrido muchísimas consecuencias desde entonces».
Sin nada en el arsenal
Ahora es difícil imaginar sanciones más graves a las ya impuestas debido a la guerra en Ucrania, afirmó Ben Noble, profesor asociado de política rusa del University College de Londres y coautor de una biografía de Navalny.
El experto pronosticó duros pronunciamientos por parte de las capitales europeas, y tal vez nuevas sanciones simbólicas.
«Es importante que los países occidentales hagan declaraciones duras y al menos verbalmente responsabilicen al Kremlin, aunque eso no traerá de vuelta a Navalny», dijo.
Ya se han producido pronunciamientos de este tipo: además de Biden, el canciller alemán Olaf Scholz dijo que Vladimir Putin debe «responder por lo que hizo», y el presidente francés, Emmanuel Macron, culpó a las autoridades rusas por la muerte de Navalny.
¿Más sanciones?
El deceso de Navalny en una prisión rusa podría haber afectado significativamente las relaciones de Moscú con la Unión Europea (UE) en el pasado reciente, pero no ahora, afirmó Alex Clarkson, especialista en política europea y profesor del King’s College de Londres.
“Hace cinco años, esto podría haber llevado a la UE a abandonar los intentos de diálogo y pasar a sanciones más duras. Pero todos esos puentes ya han sido quemados”, dijo Clarkson.
Después de casi dos años de la guerra rusa en Ucrania, las relaciones entre el Kremlin y los países de la UE (a excepción de Hungría) están irreparablemente dañadas, explicó el politólogo.
Los países europeos están aumentando lenta pero constantemente la producción de municiones para el ejército ucraniano y discutiendo cómo pueden seguir apoyando a Kyiv sin la participación estadounidense.
En total, hasta enero de este año, la UE (como bloque y como países individuales) han asignado o prometido asignar US$ 155.000 millones en asistencia militar y humanitaria a Ucrania.
«No puedo imaginar qué más pueden hacer los europeos», agregó Clarkson.
Desde 2022, Rusia ha superado a Irán y Corea del Norte en el número de sanciones comerciales, financieras y personales que pesan sobre ella.
Occidente y sus aliados le han cortado a Moscú el crédito, la inversión y la tecnología; y han cerrado sus mercados a las exportaciones rusas, han congelado las reservas de divisas del país y ahora están discutiendo si pueden transferírselas a Ucrania.
Cientos de empresas extranjeras han dejado de operar en Rusia, al tiempo que se congelaron yates, mansiones y cuentas de funcionarios y oligarcas rusos.
Clarkson advirtió que una ruptura total con Occidente podría liberar las manos de las autoridades rusas para intensificar la represión contra sus oponentes dentro del país.
“Esto me recuerda a cómo algunos regímenes en Medio Oriente, como el de Hafez al-Assad (en Siria) o Saddam Hussein (en Irak), intensificaron la persecución contra la oposición cuando las relaciones con Europa y especialmente con EE.UU. se deterioraron”, recordó.
Adiós a la normalización
La muerte de Navalny también puede afectar los debates políticos dentro de Europa, donde muchos partidos y movimientos de extrema derecha están unidos en sus críticas a la UE, pero adoptan posiciones diferentes en relación con Rusia.
“Los dos movimientos prorrusos clave son Alternativa para Alemania y el FPÖ (Partido de la Libertad) austríaco”, mencionó Clarkson.
Y si Alternativa para Alemania está experimentando serios problemas después de una serie de escándalos, en el caso del Partido de la Libertad, de extrema derecha, las encuestas indican que lidera la intención de voto en las elecciones al Parlamento austriaco que se celebrarán este otoño.
El politólogo consideró que este es el desafío más serio para la unidad europea frente al tema de Ucrania y la confrontación con Rusia. Mayor incluso que, por ejemplo, el que supone el primer ministro húngaro, Viktor Orban, cuya oposición los líderes de la UE ya están acostumbrados a superar.
Al mismo tiempo, la muerte de Navalny es un hecho inconveniente para las formaciones prorrusas europeas, pues será más difícil para ellas exponer que simpatizan con un país donde el principal líder de la oposición acaba de morir en prisión.
El caso de Navalny también puede afectar a la campaña para las presidenciales estadounidenses de noviembre, reconoció Timothy Fry, profesor de la Universidad de Columbia y experto en los países postsoviéticos.
«Será un serio obstáculo para los esfuerzos del equipo de Trump por normalizar Rusia», dijo Frye.
De acuerdo con el experto, a Donald Trump le resultará más difícil convencer a la sociedad estadounidense y a las elites de Washington de la necesidad de una postura más suave hacia el Kremlin.
Fry cree que los acontecimientos podrían empujar a los republicanos del Congreso a aprobar un nuevo paquete de ayuda para Ucrania después de casi dos meses de discusiones.
Inicialmente, los republicanos dijeron que primero querían detener el flujo récord de inmigrantes a través de su propia frontera y luego ayudar a los países de ultramar. Pero cuando los demócratas aceptaron un compromiso, Trump instó a su partido a no aceptar el acuerdo.
El exmandatario y casi seguro candidato presidencial republicano también se opuso a la asistencia gratuita, afirmando que el apoyo a otros países sólo puede producirse en forma de préstamos. Ahora el destino de la ayuda a Ucrania depende de si los congresistas republicanos deciden desobedecer al líder del partido.
“El apoyo a Ucrania sigue siendo bastante popular en EE.UU. Sólo la intervención de Trump impide que el Congreso apruebe un nuevo paquete de ayuda. Si no fuera por la posición de Trump, creo que el paquete ya habría sido aprobado”, aseguró el politólogo.
Fry señaló que la cúpula del Partido Republicano difiere de Trump en su posición sobre Rusia. Pero en lugar de lavar los trapos sucios en público, los republicanos de alto rango están tratando de limar esas diferencias, pero admitió que la muerte de Navalny hará esto más difícil de lograr.
Con información de BBC Mundo