El presidente Donald Trump generó controversia en el ámbito deportivo y político al amenazar con reubicar los partidos de la Copa Mundial de Fútbol de 2026 previstos en el área de Boston, citando preocupaciones de seguridad y expresando un fuerte desacuerdo con la administración local.
Las declaraciones, emitidas desde la Casa Blanca, se dirigen directamente a la alcaldesa demócrata de Boston, Michelle Wu, a quien calificó de «izquierda radical» y «no buena».
«Podríamos quitárselos (los partidos). Amo a la gente de Boston y sé que los partidos están agotados, pero su alcaldesa no es buena,» sentenció el mandatario, sugiriendo que partes de la ciudad han sido «tomadas» en medio de recientes disturbios.
Trump afirmó que, de considerar que existen condiciones inseguras, tiene la capacidad de actuar rápidamente.
«Si alguien está haciendo un mal trabajo y siento que hay condiciones inseguras, llamaría a Gianni (Infantino), el jefe de la FIFA, que es fenomenal, y le diría: trasladémoslo a otro lugar. Y él lo haría. Muy fácilmente él lo haría», declaró.
El Gillette Stadium de Foxborough, en el área metropolitana de Boston, tiene asignados siete partidos del Mundial, que será coorganizado por Estados Unidos, México y Canadá.
La amenaza de Trump se suma a advertencias previas dirigidas a otras ciudades sedes gobernadas por demócratas, como Seattle y San Francisco, argumentando problemas de inseguridad.
Aunque el presidente no tiene la autoridad legal directa para modificar las sedes—una potestad exclusiva de la FIFA—, su mención a una relación cercana con Infantino subraya la presión política ejercida sobre la organización del evento.
El Mundial 2026 se perfila para ser un evento de 104 partidos, lo que convierte a cualquier alteración en la logística de las sedes en un desafío de gran magnitud para los organizadores y para la FIFA.
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