Karoline Leavitt, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, reiteró la firme postura del gobierno de Donald Trump contra el narcotráfico en la región caribeña y su vínculo con Venezuela, aunque se abstuvo de confirmar o detallar la activación de una «fase dos» en el despliegue militar estadounidense.
En una rueda de prensa, la vocera fue directamente cuestionada sobre la posibilidad de una escalada o la implementación de una nueva etapa en la estrategia militar que ha visto la movilización de buques de guerra, submarinos y miles de efectivos cerca de las costas venezolanas.
La Línea Roja del Narcotráfico
«No entraré en detalles sobre las propuestas específicas que están considerando el presidente y su equipo de seguridad nacional», declaró Leavitt, manteniendo la reserva sobre futuros movimientos operativos.
No obstante, la secretaria de prensa fue enfática en reconfirmar los motivos y el objetivo central de la administración: frenar el flujo de drogas hacia Estados Unidos y combatir a los responsables.
Leavitt insistió en la posición de Washington sobre el gobierno de Caracas, la cual ha sido la base política de esta operación:
«Pero hemos sido claros: el régimen de [Nicolás] Maduro no es el gobierno legítimo de Venezuela. Es un cartel del narcotráfico, según la opinión de esta Administración. Maduro no es un presidente legítimo, es un líder fugitivo de este cartel, acusado en EE. UU. de tráfico de drogas al país».
La portavoz recordó que el presidente Trump «está preparado para usar todos los elementos del poder estadounidense para detener el flujo de drogas hacia los Estados Unidos y llevar a los responsables ante la Justicia», subrayando que se han tomado «medidas muy estrictas para luchar contra el narcotráfico y evitar que las drogas entren a nuestro país procedentes de Venezuela”.
Enfocados en Objetivos Terrestres
Las declaraciones de Leavitt se producen en un contexto de alta tensión en el Caribe, donde las fuerzas estadounidenses ya han reportado la destrucción de varias embarcaciones presuntamente vinculadas al tráfico de drogas.
De hecho, el propio presidente Donald Trump había insinuado previamente la posibilidad de expandir la ofensiva. Tras una serie de ataques navales, Trump comentó que el tráfico por mar estaba disminuyendo, lo que forzaría a los cárteles a moverse por tierra, y que su gobierno tendría que «empezar a buscar en tierra».
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