Cuando Kamala Harris aceptó ser la compañera de fórmula de Joe Biden, como candidata a la vicepresidencia de Estados Unidos, y estrechó su mano en el escenario en agosto de 2020, el futuro del dúo parecía brillante.
Biden estaba en camino a derrotar a Donald Trump y devolver una sensación de normalidad a EE. UU., gracias -en gran parte- a su experiencia política de décadas. Harris era una líder carismática y enérgica de la nueva era -una mujer no blanca e hija de padres inmigrantes-, que llegó a la política tras haber sido la principal fiscal pública de California.
Tras renunciar a la reelección, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, manifestó su apoyo a Kamala Harris como candidata presidencial del Partido Demócrata para enfrentarse a Donald Trump.
El sueño americano de Harris
Kamala Harris nació en una familia de inmigrantes con alto nivel de educación, en Oakland, California, en 1964. Su madre era la investigadora del cáncer de mama Shyamala Gopalan, nacida en India. Su padre, el profesor de economía Donald J. Harris, de Jamaica. Ambos participaron activamente en el movimiento de derechos civiles de la década de 1960.
Según la autobiografía de Kamala, «The Truths We Hold», esta experiencia influyó en su propia carrera. Recordó que Gopalan les dijo a ella y a su hermana Maya: «No se queden sentadas y quejándose de las cosas. ¡Hagan algo!»
El matrimonio de sus padres se vino abajo cuando Kamala tenía 7 años. Cinco años más tarde, Gopalan consiguió un trabajo de investigación en Canadá y la familia se mudó a Montreal. Allí, la hoy vicepresidenta de Estados Unidos asistió a la escuela secundaria.
Regresó a Estados Unidos para estudiar ciencias plíticas y economía en Washington D. C., y luego, a su estado natal de California para estudiar derecho, en 1986. Harris aprobó el examen en 1990 y comenzó su carrera como fiscal de distrito, ascendiendo hasta convertirse en fiscal general de California en 2011. Fue la primera mujer negra y surasiática-estadounidense en ocupar el puesto.
«Principal policía» de California
La carrera de Harris como fiscal fue mixta. Se autodenominó como la «principal policía» de California, pero enfureció a la Policía por su negativa a solicitar la pena de muerte incluso en casos en que murieron agentes policiales. Al mismo tiempo, fue criticada por no hacer más contra la corrupción dentro de las fuerzas del orden.
Impulsó un sistema de fuertes multas y posible encarcelamiento para padres cuyos hijos faltaban demasiado a clases, lo que afectó desproporcionadamente a familias no blancas. Se rió del tema de la legalización de la marihuana en 2014, solo para decir que estaba «absolutamente a favor» de ella mientras se postulaba a la nominación presidencial demócrata cinco años después.
En 2015, anunció que se postulaba para el Senado de Estados Unidos y consiguió el apoyo de Joe Biden y del entonces presidente Barack Obama. En 2017, se convirtió en la segunda mujer negra en ocupar un cargo en el Senado. En 2019, lanzó una campaña para la nominación presidencial demócrata con Biden como uno de sus oponentes.
Disputas con Biden
Durante uno de los debates, Harris presionó a Biden por su cooperación con los senadores estadounidenses que se opusieron a los esfuerzos contra la segregación en las décadas de 1970 y 1980. Acusó a Biden de trabajar con ellos contra el «transporte en autobús» de niños de áreas de minorías a escuelas predominantemente blancas para diversificar las aulas.
Biden respondió diciendo que ella «describió erróneamente» su posición y señaló que él eligió ser un «defensor público» en lugar de fiscal durante los disturbios que siguieron al asesinato de Martin Luther King Jr.
Los años de Harris como fiscal también la persiguieron durante su campaña, con el meme de «Kamala es policía». Finalmente abandonó la carrera y apoyó a Biden, quien más tarde le pidió que fuera su vicepresidenta.
Con información de DW