Los rescatistas japoneses luchaban el miércoles por encontrar sobrevivientes en medio de la fuerte lluvia y el riesgo de deslizamientos, tras el potente terremoto que dejó al menos 64 muertos en Japón.
El sismo de magnitud 7,5 del 1 de enero estremeció la prefectura de Ishikawa, en la isla principal de Honshu, provocó olas de tsunami, desató un incendio y destrozó carreteras.
La península de Noto fue la más golpeada, con varios edificios consumidos por el fuego y casas destruidas.
El gobierno regional anunció la noche del martes que 64 personas fueron confirmadas como muertas y 22 heridas de gravedad.
Pero se teme que el saldo aumente, en momentos en que los trabajadores buscan entre los escombros en medio del mal tiempo y las réplicas del sismo.
Más de 31.800 personas se encontraban en refugios.
El gobierno del primer ministro Fumio Kishida tenía previsto celebrar una reunión de emergencia la mañana del miércoles para discutir la respuesta a la tragedia.
Kishida insistió la noche del miércoles que “es una carrera contra el tiempo” dada la cantidad de personas atrapadas en los edificios colapsados, según la red NHK.
La Agencia Meteorológica Japonesa (JMA) emitió una alerta de fuertes lluvias para Noto, aumentando la urgencia de los operativos. “Estén atentos a deslizamientos hasta la noche del miércoles”, señaló la agencia.
Ciudad de Suzu devastada
En la ciudad costera de Suzu, el alcalde Masuhiro Izumiya dijo que “casi no quedan casas en pie”.
“Cerca de 90% de las casas (del pueblo) están completamente o casi completamente destruidas. La situación es realmente catastrófica”, declaró el alcalde, citado por la red TBS.
Una mujer en un refugio de la localidad de Shika dijo a TV Asahi que no había podido dormir por las réplicas. “He estado con miedo porque no sabemos cuándo será el próximo sismo”, expresó.
Con información de DW y AP