Fuerzas de seguridad panameñas bloquearon el martes el avance de una caravana conformada por decenas de migrantes, en su mayoría venezolanos, que habían cruzado desde Costa Rica con la intención de regresar a sus países de origen.
La decisión de desistir de su travesía hacia Estados Unidos responde a las dificultades del trayecto y a las políticas de deportación implementadas por la administración de Donald Trump.
A cinco kilómetros de la frontera de Paso Canoas, un grupo de antimotines obligó a la caravana a retroceder a territorio costarricense para someterse a un proceso de repatriación ordenado.
Agentes de la policía fronteriza discutieron con el grupo, pero el incidente no pasó a más. Los migrantes se subieron a autobuses para ser llevados a un albergue en la frontera.
Momentos antes de este incidente, los ministros de Seguridad de Costa Rica, Mario Zamora, y de Panamá, Frank Ábrego, habían acordado que los migrantes serían enviados a un albergue en territorio costarricense.
En el albergue serán sometidos a controles biométricos para descartar antecedentes penales y luego serán enviados en autobús a Panamá para su repatriación «por vía aérea o marítima», según un comunicado del Ministerio de Seguridad de Panamá.
Muchos de estos migrantes ya habían cruzado en semanas o meses previos la peligrosa selva del Darién, en la frontera entre Panamá y Colombia. Según cifras oficiales, en lo que va de año, unas 2.500 personas han atravesado esta ruta, lo que representa una caída del 95 % en comparación con el mismo periodo del año anterior.
Con información de Versión Final