Leonardo Reyes, caraqueño de 32 años, que vive en Indiana, Estados Unidos, desde 2023; es su segunda migración, persiguiendo mejores oportunidades de vida para él y para su familia.
Es un trabajador incansable. Está empleado en Costco y en un almacén de Amazon, pero además, hace entregas a domicilio para aprovechar cada oportunidad de generar ingresos antes del 7 de abril, fecha en la que su Estatus de Protección Temporal (TPS) expirará y, con él, su permiso de trabajo.
El miedo y la incertidumbre se apoderaron de Reyes al conocer que la administración de Donald Trump anuló la extensión del programa TPS que protegía de deportación a cientos de miles de migrantes venezolanos en EE. UU.
«Los primeros días, cuando salió la noticia, estaba bajo un estrés muy grande, no podía ni dormir. Dormía, pero sentía que no descansaba porque no sabemos qué va a pasar con nosotros», relató, vía telefónica, a Tal Cual.
Leonardo Reyes estudió administración de empresas en Venezuela y tenía una compañía de organización de eventos. Es padre de tres menores de edad. En las protestas de 2017 fue manifestante activo, junto a sus padres y hermanos, y en 2018 dice que recibió amenazas políticas; por lo que decidió emigrar rumbo a Ecuador, donde se residenció durante cinco años.
Ingresó a Estados Unidos con el programa de parole humanitario, gracias a la solicitud de una tía. Una vez allá, se acogió al Estatus de Protección Temporal (TPS), ahora, con la fecha de vencimiento inminente, su temor, al igual que el de muchos venezolanos, crece.
El TPS para venezolanos fue otorgado por la administración de Joe Biden en marzo de 2021, reconociendo la grave crisis humanitaria, política y económica en Venezuela. Unos 600.000 venezolanos recibieron este beneficio.
No obstante, la decisión del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (DHS, por sus siglas en inglés) de cancelar el TPS afecta aproximadamente a 348.000 venezolanos, quienes podrían perder su estatus legal y enfrentar deportaciones a partir del venidero mes de abril.
Choque de deseos
Reyes no solicitó asilo en Ecuador porque asegura que uno de sus mayores sueños es retornar a Venezuela. Sin embargo, y aunque no estaba en sus planes, ante su incierto futuro, tomó medidas y solicitó asilo en EE. UU. : “Aproveché y lo solicité porque paraliza el reloj de permanencia ilegal”, explica. Su padre, de 53 años y quien reside con él, también pidió refugio en Norteamérica.
Otra de las alternativas que Leonardo Reyes contempla es migrar a Canadá, aprovechando que está a seis horas de este país, pero admite que el proceso es complicado: “Canadá considera a Estados Unidos un país seguro. Para poder pedir asilo allá, necesito primero que me lo nieguen aquí”, expone.
El documento de DHS dice que, aunque en Venezuela algunas condiciones “pueden continuar”, añade que “hay mejoras notables en varias áreas, como la economía, la salud pública y la delincuencia, que permiten que estos ciudadanos regresen de manera segura a su país de origen”.
Por otra parte, Reyes, quien participó activamente en las protestas de 2017, cuenta con temor de ser devuelto a Venezuela sin saber a qué se enfrentaría: “Trabajé en una universidad pública y protestaba regularmente. Ellos (el oficialismo) conocen las caras de las personas y te buscan donde estés”.
Suma que la situación del resto de su familia es abrumante. Su madre y su hermano menor (20 años) siguen en Venezuela y confiesa que viven “atemorizados” porque, además, “pasamos una situación difícil con un familiar después de las elecciones del 28 de julio”.
Su otro hermano, que es comunicador social, está en Ciudad de México, esperaba por la cita del CBP One para ingresar a Estados Unidos y reencontrarse con Leonardo Reyes y su padre y, ante la suspensión de este programa, “ahora lucha por regularizarse y establecerse allí”.
De la misma manera indica: “Mi mamá teme por su vida y la de mi hermano menor. No sabemos si en cualquier momento vayan en contra de ellos”, dice con la voz entrecortada.
Estados Unidos ya deportó a cientos de venezolanos, calificados de delincuentes, lo que aviva el miedo de Reyes. “No sabemos cuál es el recibimiento real, qué sucede dentro del avión antes de llegar allá. Para nosotros, que sentimos miedo de ser perseguidos, es aterrador (la idea de deportación)”, confiesa.
Con información de La Verdad