La amena reunión que la noche del 21 de diciembre una familia de venezolanos celebraba en una casa en Creeldale Drive, zona no incorporada de Norcross, en Georgia, Atlanta, acabó abruptamente en tragedia cuando Víctor José Yaraure Morillo, nativo de Puerto Cabello, estado Carabobo, sacó una pistola y comenzó a recrear escenas asociadas al uso del armamento, a eso de las 7:00 de la noche.
«Ahora sí no se van a meter conmigo, ya no me van a j…», dicen que era lo que alucinaba Víctor, conocido como «El Morocho» en la reunión en la que andaban otros invitados, niños, niñas, su hijo de 10 años y su pareja, la oriunda de Coro, de la urbanización Las Eugenias, en el estado Falcón, Jackmerly Jouselys Hernández Rodríguez, de 31 años, quien en enero cumpliría un año de haber llegado a los Estados Unidos.
A pesar de las advertencias de guardar el arma, que era de su hermano Brayan, incluso al ser advertido por Jackmely, Víctor siguió lo que testigos describen como «malandreo» y aunque supuestamente llegó a sacarle el peine a la pistola que tomó, en la recámara quedaba un cartucho y lo supo cuando, tras apretar el gatillo, su pareja, la que estaba más cerca, recibió el impacto del proyectil en la cabeza que le causó la muerte de forma inmediata.
El homicida permanece desde entonces fugitivo, según coinciden en su cobertura medios como Fox5 Atalanta y Univisión. El crimen es investigado por la policía del condado de Gwinnett.

Con información de El Regional