La costumbre de permanecer sedentario tras comer puede parecer la opción más natural, sin embargo, quienes promueven un estilo de vida activo recomiendan tomar en cuenta una serie de pros y contras para enfrentar dichas costumbres.
Algunos expertos en nutrición y entrenamiento físico destacan que la clave está en la elección correcta del tipo de actividad, la intensidad y la atención a los propios límites corporales.
Según estos profesionales consultados reseñaron, en términos generales, que sí es posible ejercitarse después de comer, pero siempre con matices y precauciones, especialmente en lo que respecta a la intensidad y el tipo de ejercicio realizado.
La doctora Nicolette Pace, nutricionista titulada, subraya que realizar actividad física ligera después de comer puede incluso resultar aconsejable en ciertos contextos. Además determina que movimientos suaves tras la comida facilitan que el cuerpo aproveche la insulina de manera más eficiente, utilizando la energía consumida y favoreciendo procesos metabólicos que pueden ayudar a evitar el almacenamiento excesivo de grasa.
Así, movimientos como caminar tranquilamente o ir en bicicleta a poca velocidad, sin exigir demasiado esfuerzo al cuerpo, se sitúan entre las opciones preferidas para quienes desean mantenerse activos después de una comida copiosa.
Beneficios de la actividad física ligera tras las comidas
Las ventajas de incorporar actividad física de baja intensidad luego de comer están cada vez más respaldadas científicamente. Pasear tras la comida se traduce en una mejor utilización de la energía, ya que los músculos movilizan la insulina libre presente en el cuerpo y disminuyen la probabilidad de que la glucosa se almacene como grasa.
Estos simples paseos o actividades suaves contribuyen además a una regulación más eficiente del azúcar en sangre, lo que resulta especialmente útil tras comidas copiosas o altas en carbohidratos. El movimiento suave también puede servir para mejorar la digestión, facilitar el tránsito intestinal y reducir la sensación de hinchazón. Este efecto resulta favorable para quienes buscan mantener niveles energéticos constantes a lo largo del día, sin experimentar altibajos pronunciados después de comer.
Riesgos del ejercicio intenso después de comer
Las recomendaciones de los expertos coinciden en advertir sobre los posibles problemas derivados de realizar actividad física extenuante —como levantamiento de pesas o entrenamiento cardiovascular de alta intensidad— inmediatamente después de una comida abundante.
El experto consultado Baltazar Villanueva, entrenador personal, señala que exigirse demasiado tras comer puede ocasionar calambres, hinchazón o malestar general, especialmente si la comida ha sido copiosa.
Esto se debe a que una digestión adecuada requiere una parte significativa del flujo sanguíneo, que va dirigido al aparato digestivo después de una comida importante. Si se realiza ejercicio intenso demasiado pronto, se desvía sangre hacia los músculos, dificultando el proceso digestivo y aumentando el riesgo de molestias gastrointestinales. Los expertos sugieren prudencia, especialmente para quienes tienen estómagos sensibles o antecedentes de incomodidad digestiva.
Tiempos de espera recomendados
Uno de los aspectos más relevantes al decidir cuándo ejercitarse tras la comida es el tiempo de espera. De acuerdo con los especialistas, existe consenso en esperar un lapso de 30 a 60 minutos antes de realizar ejercicios de intensidad moderada o alta, sobre todo cuando se ha consumido una comida abundante.
Si se trata solo de un pequeño refrigerio, quienes padecen problemas gastrointestinales podrían beneficiarse de esperar únicamente media hora. En cambio, tras comidas más excesivas, la recomendación es extender la espera hasta una o incluso dos horas para dar tiempo suficiente a la digestión.
Con información de Al Navío e Infobae
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