La producción petrolera de Venezuela alcanzó en enero 1, 31 millones de barriles por día (bpd), un incremento de 3,30 % —unos 33 000 bdp— respecto a diciembre cuando promedió en 998 000 bpd, según fuentes primarias recogidas en el informe publicado este miércoles por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Por su parte, las fuentes secundarias, que no provienen directamente del Gobierno venezolano, presentan una perspectiva diferente. Estas indican que la producción en enero fue de 892 000 bpd, lo que representa 1, 97 % menos que que en diciembre, cuando la producción fue de 910 000.
Las discrepancias entre las fuentes oficiales y secundarias han sido una constante en los últimos años, lo que dificulta una evaluación precisa del panorama petrolero venezolano.
La producción de petróleo en el país sigue manteniéndose por debajo de los niveles previos a la crisis económica que inició en el año 2014, cuando la nación producía alrededor de 3 millones de bpd.
Además, a pesar de las promesas del Gobierno venezolano de aumentar la producción petrolera, el país no ha logrado alcanzar los niveles previos a la crisis.
El Ejecutivo proyectó a inicios de 2023 que podrían cerrar el año con una producción superior a los 2 millones de barriles diarios, meta que no se ha cumplido hasta la fecha. Para ello puso al frente de la industria a Tareck El Aissami, quien renunció a raíz del escándalo de corrupción en la empresa estatal Pdvsa, un caso que ha dejado más de 60 personas detenidas, incluyendo al exministro.
Nicolás Maduro ha insistido en su compromiso de mejorar la industria petrolera y la economía del país. En enero de 2024, durante su presentación del balance anual ante la Asamblea Nacional, mencionó que se han intensificado los esfuerzos para contrarrestar el impacto de las sanciones internacionales.
No obstante, indicó que a partir de las sanciones Venezuela dejó de producir 3.9 millones de barriles de petróleo, lo que costó un ingreso de 323 mil millones de dólares. Su gobierno busca nuevas estrategias para reactivar la producción y captar inversiones.
El regreso de las sanciones
En abril del 2024, Estados Unidos decidió reinstaurar algunas de las sanciones sobre el sector de petróleo y gas de Venezuela. La licencia 44 permitía a la mayoría de las compañías petroleras estadounidenses hacer negocios en Venezuela, y a Pdvsa, vender su petróleo en Estados Unidos y utilizar su sistema financiero para pagar a acreedores y cobrar deudas.
La decisión de Washington se dio después de que el Gobierno de Nicolás Maduro incumpliera con los compromisos firmados con la oposición venezolana, reunida en la Plataforma Unitaria, para la celebración de unas elecciones “libres y competitivas” y que llevaron en octubre de 2023 a un alivio parcial de las sanciones estadounidenses.
Los desafíos
Las sanciones impuestas por Estados Unidos y otros países han limitado el acceso de Venezuela al mercado internacional de crudo, lo que ha dificultado la obtención de financiamiento e inversiones para la industria petrolera.
La falta de mantenimiento y la insuficiente inversión han deteriorado la infraestructura petrolera del país, lo que ha impactado negativamente en la producción.
Asimismo, la fuga de talento y la falta de oportunidades para la formación de nuevos profesionales han contribuido a la escasez de mano de obra calificada en el sector petrolero.
El futuro de la industria petrolera venezolana es incierto. Si bien el gobierno ha mostrado su disposición a buscar soluciones y atraer inversiones, los desafíos son considerables. El levantamiento de las sanciones o la flexibilización de las mismas podría ser un factor determinante para la recuperación del sector.
Con información de El Cooperante