Una propuesta de ley que busca otorgar residencia permanente a cientos de miles de migrantes venezolanos que ingresaron a Estados Unidos antes del 31 de diciembre de 2021, tendría “pocas” posibilidades de ser aprobada en el Congreso debido a las visiones encontradas sobre inmigración entre los legisladores, afirman expertos.
El proyecto de ley H.R. 4048 fue presentado el 12 de junio por cuatro congresistas, los demócratas Darren Soto, Debbie Wasserman Schultz y Frederica Wilson, y la republicana María Elvira Salazar. El martes, se añadió como copatrocinadora de la medida Jenniffer González, comisionada residente de Puerto Rico afiliada al partido republicano.
La ley tiene un antecedente en Ley de Ajuste Cubano, que funciona desde 1966 como una vía segura a la residencia permanente en EEUU para los nacionales de la isla que cumplan sus requisitos.
“Aunque es poco posible que obtenga el apoyo bipartidista necesario para ser aprobada en el Congreso, la propuesta Ley de Ajuste Venezolano refleja el interés de buscar una solución que brinde estabilidad y protección a ciertos inmigrantes venezolanos indocumentados que hayan entrado a el país de manera irregular antes del 2022”, dijo a la Voz de América Ariel Ruiz Soto, analista de políticas públicas del Instituto de Política Migratoria (MPI).
Un “activo para la nación”
La aprobación de una legislación de este tipo significaría un drástico cambio en las vidas de unos 400.000 venezolanos que entraron en EEUU antes de 2022, y que en su mayoría son “profesionales con mucho que ofrecer a este país”, insistió Mildred Rodríguez, directora de My Voice Counts (Mi Voz Cuenta), la organización comunitaria que llevó la propuesta a los congresistas.
“No estamos hablando de cualquier país, estamos hablando de una situación compleja”, advirtió Rodríguez sobre la seria crisis económica y humanitaria en Venezuela, quien defendió la falta de libertades y la “migración forzada” a la que se han visto obligados los venezolanos como una de las razones por las que este proyecto debe ser considerado.
Detalló sobre el trabajo de “educación” que llevan a cabo en las oficinas de representantes y senadores estadounidenses, porque quieren que “sea un esfuerzo bipartidista” que ofrezca “libertad” a cientos de miles de venezolanos que no pueden acceder a puestos de trabajo calificado por no tener la documentación requerida.
“No somos una carga pública, la mayoría pagamos impuestos, la mayoría son profesionales (…) Estamos demostrando que somos un activo para la nación y esto es lo que queremos ofrecerle a este país”, defendió Rodríguez.
Para Lizmary Fuentes, la eventual aprobación de la Ley de Ajuste Venezolano sería “una bendición” que la libraría de “estar todo el tiempo con el corazón en la boca”. Según la caraqueña, que lleva casi seis años viviendo en Miami, el no tener una tarjeta de residente y solo un permiso temporal de trabajo le dificulta hasta “abrir una cuenta en el banco y pedir préstamos para avanzar el negocio”.
Contadora de profesión en su natal Venezuela, Fuente se reinventó cuando llegó a EEUU y desde hace cuatro años cocina y distribuye almuerzos y cenas a domicilio, pero su sueño es “abrir un puesto o un food truck para ofrecer almuerzos” en zonas de obras y oficinas. “Sin mis papeles, no puedo crecer y llegar a lo que quiero”, lamenta.
En la misma situación está Antony, que a pesar de que tiene un permiso de trabajo y una petición de asilo en trámite, no se siente “seguro sin una green card” y afirma que a veces se deprime por estar “pasando tanto trabajo desde hace años”.
“Lo que tienen los cubanos es muy bueno, y yo no lo digo de mala forma, porque ellos han pasado por mucho, desde hace más tiempo que nosotros, pero creo que también con nosotros deberían tener esa diferencia, porque lo que está pasando Venezuela es muy triste, mucha necesidad, mucha falta de libertad, por eso me fui, con el dolor de mi corazón, pero me tuve que ir”, lamentó.
Con información de VOA