Javier Acosta, un joven colombiano de 36 años, falleció el pasado viernes 30 de agosto después de tomar la valiente decisión de someterse a la eutanasia.
Su historia, difundida ampliamente en redes sociales, ha conmovido a miles de personas y ha reavivado el debate sobre el derecho a una muerte digna.
La despedida de Javier, especialmente emotiva por la participación de su esposa en sus últimos momentos, tocó los corazones de quienes la presenciaron.
La tragedia de Javier comenzó cinco años atrás, durante un viaje a Tuluá, Colombia. Lo que parecía ser un día común en una piscina, terminó siendo el inicio de una pesadilla.
Allí contrajo una bacteria que, aunque inicialmente fue tratada con antibióticos, evolucionó de manera devastadora. La infección se propagó rápidamente, afectando sus huesos y tejidos, y, eventualmente, desencadenando leucemia, un cáncer en la sangre.
Desde el momento en que se viralizó su historia, Javier decidió compartir su lucha contra la enfermedad a través de sus redes sociales.
Este acto de apertura no solo le permitió encontrar apoyo en miles de seguidores, sino que también visibilizó los desafíos y el sufrimiento que enfrentó durante esos años. Su valentía y transparencia le ganaron la admiración de muchos, quienes lo veían como un símbolo de resistencia y dignidad.
El impacto de su decisión de optar por la eutanasia fue profundo. Javier explicó que, tras años de tratamientos fallidos, su situación se había vuelto insostenible.
La bacteria, resistente incluso a los antibióticos más fuertes, había invadido su cuerpo, afectando su sangre y causando un deterioro significativo en su salud.
A medida que la enfermedad avanzaba, la movilidad de Javier se vio gravemente afectada, y enfrentó la aterradora posibilidad de perder la capacidad de hablar y moverse por completo.
Este escenario lo llevó a tomar la desgarradora decisión de poner fin a su sufrimiento a través de la eutanasia, un derecho que ha generado amplio debate en Colombia y en el mundo.
¿Cómo fue su despedida con su novia?
En una de sus últimas publicaciones, Javier compartió un video que dejó a todos sus seguidores profundamente conmovidos.
En él, se le veía en una videollamada con su esposa, bailando juntos un merengue, un último gesto de amor antes de su partida.
«Pónmelo, que me voy, me voy», se le escucha decir con una mezcla de tristeza y resignación.
Luego, tras finalizar el baile, su esposa le pidió que la visitara en sus sueños, una promesa de amor eterno que quedó grabada en los corazones de quienes vieron el video.
Antes de partir, Javier también expresó su deseo de que sus redes sociales quedaran bajo el manejo de su familia, para que ellos pudieran continuar compartiendo su historia y su legado.
Poco después de su fallecimiento, su familia publicó el video de la emotiva despedida, que rápidamente se hizo viral.
Con información de TD
