El papa Francisco, de 87 años, ha vuelto a dejar claro que no piensa en renunciar por el momento al pontificado, cuando se acaban de cumplir once años desde que fue elegido en marzo del 2013.
Según asegura en una autobiografía que se publicará la semana que viene, una eventual dimisión es una “hipótesis lejana” que solamente llevaría a cabo en caso de un “impedimento físico grave”, pese a que, según cree, es algo que interesaría a algunos de sus opositores en la curia romana.
“Hay quien estaba más interesado en la política, en hacer campaña electoral, pensando casi en un nuevo cónclave –dice el Pontífice, hablando de sus múltiples hospitalizaciones–. Estad tranquilos, es humano, ¡no hay que escandalizarse! Cuando el papa está en el hospital, hay muchos pensamientos, también quien especula por sus propios beneficios personales o para vender periódicos. Por fortuna, pese a los momentos de dificultad, jamás he pensado en una dimisión”.
Se trata de algunas reflexiones que se publicarán en el libro Vida: Mi historia a través de la historia, que saldrá a la venta en italiano e inglés el 19 de marzo y del cual el Corriere della Sera anticipa algunos extractos este jueves. En él, el Papa insiste en que goza de buena salud y que todavía tiene muchos proyectos que realizar.
En las últimas semanas, el papa jesuita ha tenido que renunciar a hacer algunos discursos por unos resfriados y sus problemas de rodilla le obligan a desplazarse en silla de ruedas. Pero a su juicio, el “ministerio petrino es ad vitam”, y por lo tanto no existen las condiciones para una dimisión. “Alguien, a lo largo de los años, tal vez ha esperado que tarde o temprano, quizá después de una hospitalización, hiciera un anuncio de este tipo, pero no existe tal riesgo”, advierte.
“Las cosas cambiarían si se produjera un impedimento físico grave, y en ese caso ya firmé al inicio del pontificado la carta con la renuncia que está depositada en la Secretaría de Estado. Si esto sucediera, no me llamaría papa emérito, sino simplemente Obispo emérito de Roma, y me trasladaría a Santa María la Mayor para volver a ser confesor”, recuerda el Pontífice, que ya anticipó hace un tiempo la existencia de esta carta.
Con información de La Vanguardia