El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha dado un espaldarazo significativo a los derechos civiles al rechazar admitir a trámite un caso que buscaba revocar el fallo que legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo en todo el territorio nacional.
La decisión, anunciada este lunes, mantiene en firme el precedente legal que ha garantizado el matrimonio igualitario desde 2015, desestimando los intentos de grupos conservadores por reabrir la disputa.
El recurso había sido promovido por una exfuncionaria del condado de Rowan, Kentucky, Kim Davis, quien saltó a la fama nacional por su negativa a emitir licencias de matrimonio a parejas del mismo sexo, argumentando que sus «creencias religiosas» se lo impedían.
La apelación buscaba directamente desafiar y anular el fallo histórico Obergefell contra Hodges de 2015, que convirtió el matrimonio igualitario en un derecho constitucional en todo el país.
La derrota de este caso es vista como un freno a la agenda social conservadora que esperaba que la actual mayoría de jueces del Supremo revisara el tema.
A pesar de que la Corte Suprema cuenta con una mayoría de jueces de tendencia conservadora, el tribunal emitió una orden breve y sin firmar denegando la petición, confirmando que la protección del matrimonio igualitario no será reexaminada.
Esta acción se alinea con la Ley de Respeto al Matrimonio de 2022, aprobada por el Congreso, la cual reforzó la protección federal de estas uniones, asegurando que los matrimonios legales entre personas del mismo sexo sean reconocidos por todos los estados, sin importar futuras decisiones estatales.
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