En su discurso ante la 79° Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente de Chile, Gabriel Boric, condenó la situación política en Venezuela, calificando al gobierno de Nicolás Maduro como una «dictadura que pretende robarse una elección y persigue a sus opositores».
El mandatario se refirió al exilio masivo de venezolanos, al que describió como una «crisis humanitaria» de millones de ciudadanos forzados a huir de su país.
El jefe de Estado pidió una solución política que reconozca para lo que calificó el triunfo de la oposición, representada por Edmundo González Urrutia y María Corina Machado, en las elecciones presidenciales del 28 de julio, abriendo paso a una «transición pacífica hacia una democracia plena».
Boric mostró su preocupación por la posibilidad de que el empeoramiento de la situación en Venezuela agrave aún más la migración hacia Chile y otros países de la región.
“Y por responsabilidad, debo ser claro en este punto, Chile no está en condiciones de recibir más migración”, declaró.
El presidente aprovechó su intervención para instar a Estados Unidos a levantar las sanciones económicas contra Venezuela, señalando que estas solo generan mayor pobreza en la población, sin afectar a los líderes autoritarios.
“Les llamo a levantar las sanciones económicas, que en el sur sabemos solo causan más pobreza en los pueblos y no en los dictadores”.
De igual forma, pidió un alto al fuego en Gaza y la liberación de los israelíes secuestrados por Hamás, y condenó la invasión de Rusia a Ucrania como una violación flagrante del derecho internacional.
En un llamado a la defensa de los derechos humanos, el presidente subrayó que estos deben respetarse siempre, sin importar la ideología política del gobierno que los vulnere.
Boric cerró su intervención expresando su preocupación por el auge de liderazgos autoritarios a nivel global y la creciente desconfianza de los ciudadanos en las democracias.
Con información de Versión Final