Un análisis reciente sobre el patrón de gasto en los hogares venezolanos revela la extrema presión financiera que enfrentan los consumidores, quienes destinan la mayor parte de sus recursos a la mera subsistencia.
Más de la mitad del presupuesto familiar, específicamente el 52%, se consume únicamente en cubrir las necesidades esenciales de alimentación y transporte. .
El dato fue compartido por Pedro Quintana, socio director de Atenas Grupo Consultor, quien destacó que esta cifra es un claro indicador del «estrés» al que está sometida la economía del consumidor venezolano.
La necesidad de asegurar la comida y la movilización diaria obliga a la población a priorizar estos rubros de manera absoluta, dejando muy poco margen para otros gastos vitales.
Según el análisis, el porcentaje restante del presupuesto se distribuye de manera fragmentada en otras necesidades.
Gastos esenciales como las telecomunicaciones y la educación logran consumir un 7% y un 8% del presupuesto respectivamente, mientras que las partidas destinadas al bienestar, la salud y los servicios públicos básicos se llevan porcentajes aún menores.
En esencia, el ingreso promedio del venezolano se ha convertido en una herramienta que apenas logra cubrir la canasta básica de alimentos y los costos mínimos e ineludibles de la movilización, según el análisis.
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