El Instituto Nacional de Migración (INM) de México y la Guardia Nacional (GN) desplegaron un operativo de carretera este sábado para frenar a la caravana de cientos de migrantes que partió desde la frontera sur para presionar a las autoridades en víspera de la elección del domingo.
En el tramo carretero Villa Comaltitlán- Huixtla, en el estado de Chiapas, al menos cuatro venezolanos se entregaron a las autoridades migratorias porque los oficiales prometieron ayuda en el despliegue, conformado por siete unidades del INM y dos de la GN, que vigilan a los migrantes en su caminar.
La caravana, que partió el viernes desde la frontera con cientos de migrantes de Cuba, Centoramérica y Venezuela, descansó entonces en el domo de Huixtla, a unos 40 kilómetros de Tapachula, la mayor ciudad de México, en el límite con Guatemala.
La hondureña Gaby aseguró a EFE que los agentes de “forma prepotente” intentaron dialogar y llevarlos a Huixtla, pero no aceptaron la propuesta, por lo que buscarán seguir caminando.
“A un día de las elecciones, mañana son las elecciones en México, en vez de ayudarnos, están regresando a la gente a Tapachula, están regresando a muchas familias, porque (otras) ya han llegado a Ciudad de México y las devolvieron. En vez de ayudar para que salgamos lo que hacen es que retroceden todo el proceso que llevamos”, dijo.
Un migrante de Cuba, que prefirió no compartir su nombre por temor a represalias, aseveró que los agentes del INM ya los “engañaron” una primera vez con la promesa de llevarlos a otras ciudades, pero en realidad los retuvieron.
“Nos quieren regresar otra vez, no quieren que lleguemos más adelante”, sostuvo.
Juan, de Honduras, también acusó al INM de buscarlos detener, pero avisó que la caravana seguirá en cuanto pueda.
“Todos los migrantes estamos juntos, vamos a seguir juntos en el nombre de Jesucristo, ahora se ha hecho difícil por el agua y por los niños. Que nos apoyen, si en verdad nos quieren ayudar, que no se separen de la caravana y que vayan juntos con nosotros hasta donde lleguemos y que vaya la Guardia Nacional”, manifestó.
Las autoridades mexicanas intensifican sus operativos de seguridad en las carreteras y en la frontera sur antes de las elecciones del domingo, que serán las más grandes en la historia del país porque más de 98 millones de votantes están llamados a renovar más de 20.000 cargos, incluyendo la presidencia y el Congreso.
El Gobierno mexicano elevó en casi un 200 % anual su detección de migrantes irregulares en el primer trimestre de 2024, cuando interceptó a más de 360.000.
Ola de calor
Por otro lado, temperaturas cercanas a 40 grados azotan a los migrantes varados en el río Bravo, en la frontera de México con Estados Unidos.
El termómetro llegó a 38 grados varios días de este semana en Ciudad Juárez, donde se espera que el próximo martes y miércoles alcance los 40 grados, temperaturas que afectan a los indocumentados que acampan a la intemperie en el límite binacional.
La Dirección Municipal de Protección Civil atendió la semana pasada a una bebé de 10 meses con un cuadro grave de deshidratación y un niño de 10 años fue al hospital por escoriaciones en la piel.
“Es bien difícil porque en el día el calor es insoportable, no hay donde esconderse, entonces toca (cubrirse) con las cobijas y las cosas que uno trae”, declaró a EFE Nicolás, un colombiano que partió de su país por la violencia.
El hombre agregó que, al clima, se suma la agresividad de la Guardia Nacional de Texas, que ahora les dispara desde Estados Unidos balas de goma y de gas pimienta.
Pese al panorama, dijo que esperarán otros días más junto al río Bravo con la esperanza de cruzar.
“Hay niños que están enfermos, con fiebre, con malestar, con muchas enfermedades, debidas al cambio de clima, porque en el día es mucho calor y en la noche mucho frío”, comentó el migrante.
Con información de EFE