El mandatario Nicolás Maduro denunció un presunto ataque a la central hidroeléctrica de Guri, fuente principal de energía eléctrica para gran parte del país.
Según sus declaraciones, el incidente ocurrió el lunes y consistió en el sabotaje de cuatro máquinas, lo que resultó en la pérdida de aproximadamente mil megavatios de capacidad de generación.
Maduro afirmó que la rápida activación del sistema de protección, coordinado con los trabajadores de la central, evitó una interrupción mayor del suministro eléctrico.
En su discurso, el mandatario atribuyó el presunto ataque a «sectores de la oposición», a quienes acusó de intentar «quitarle la luz a Venezuela otra vez» y de planificar actos de violencia callejera con el objetivo de desestabilizar el país antes de las elecciones del 25 de mayo.
Maduro mencionó la existencia de «nodos» o «comanditos» supuestamente organizados para llevar a cabo estos actos violentos.
El mandatario hizo un llamado a la «calma», pero advirtió que cualquier intento de sabotear el proceso electoral sería respondido con una movilización masiva de «fusión popular, militar, policial» en las calles.
Maduro instó a sus seguidores a «derrotarlos en su intento de violencia» y a expresar su rechazo al «fascismo, la violencia y el imperialismo» a través del voto en las elecciones.