El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, aseguró que los “centros imperiales”, en alusión a “Estados Unidos y Europa”, quieren “imponer” al próximo mandatario en su país, en pleno debate por la inhabilitación política de la principal aspirante opositora, María Corina Machado.
“Eso lo pueden hacer en otro lado, aquí no”, sentenció Maduro en un pódcast en el que ha vuelto a cargar contra las políticas de las principales potencias internacionales en relación a Venezuela y contra el reconocimiento a Juan Guaidó como ‘presidente encargado’.
El Supremo venezolano confirmó en enero la inhabilitación de Machado, lo que teóricamente impedirá a la exdiputada participar en las elecciones presidenciales que en principio deben celebrarse este año. La dirigente de Vente Venezuela fue la vencedora de un proceso de primarias convocado por las principales fuerzas de la oposición.
Maduro aseguró también que al expresidente estadounidense le “entramparon” para que reconociera a Guaidó como presidente legítimo de Venezuela, bajo la premisa de que era “un gran líder” capaz de “tumbar” al chavismo. “Lo hicieron fracasar con Venezuela”, apuntó.
Asimismo, aseguró que, cuando Donald Trump estaba en la Casa Blanca, “casi” se reúne con él, pero sus principales asesores, entre ellos John Bolton, “hicieron todo lo posible para evitarlo”. Maduro cree que se habría “evitado muchas cosas” e incluso considera que él y el magnate se habrían “entendido”, hasta el punto de ser incluso “amigos”.
Volvieron las sanciones de EE. UU. a Venezuela
Estados Unidos decidió reactivar sanciones al petróleo y gas de Venezuela si no ve un “cambio de rumbo” del gobierno de Nicolás Maduro, que lo calificó de “chantaje” días después del mantenimiento de la inhabilitación política de la opositora María Corina Machado.
Pese a que parecía un buen negocio para Estados Unidos el reducir la migración ilegal a través de la frontera y la compra de petróleo, además devolver a una importante nación latinoamericana la democracia, todo se “desmoronó”, dice un artículo reciente del Financial Times.
“Deseoso de alejarse de una política de ‘máxima presión’ de la era Trump con sanciones financieras diseñadas para derrocar al autoritario presidente Nicolás Maduro, la administración Biden negoció con el gobierno durante más de un año en conversaciones secretas”, dice el texto, el cual resalta el entendimiento entre Estados Unidos, la oposición venezolana y el gobierno de Maduro en Barbados el pasado mes de octubre.
Washington respaldó el acuerdo con amplias concesiones, levantando las sanciones no solo en el petróleo y el gas venezolanos, sino también en las exportaciones mineras y secundarias; también hicieron un canje de presos, entre los que se contó Álex Saab.
Mientras tanto, el gobierno de Maduro liberó a algunos presos políticos y acordó aceptar vuelos que deporten a migrantes venezolanos desde EE. UU. Sin embargo, como narra el duro artículo de Financial Times, el Acuerdo de Barbados comenzó a desmoronarse, el Gobierno suspendió los resultados de unas primarias de la oposición y luego confirmó un fallo que prohibía a la candidata victoriosa, María Corina Machado.
Por otro lado, un alto funcionario del departamento de Estado de EE. UU., que habló bajo condición de anonimato, rechazó la crítica y le dijo al Financial Times: “Nuestra opinión es que el compromiso fue la mejor manera de utilizar la influencia de las sanciones para lograr reformas”.
Ahora Washington pide al mandatario venezolano que cumpla con su parte del pacto, incluido “que todos los candidatos políticos de la oposición democrática podrían participar libremente en las elecciones presidenciales de 2024″, precisó Miller.
Con información de Semana