La relación entre Lisandro Muñoz (46) y Yakelin Aurora Palmar Pérez (47), era tormentosa y estaba condenada al fracaso, pero, lo que nunca se imaginaron los habitantes de la calle Los Palomos del sector El Tránsito de Maracaibo, es que terminaría con una horrenda tragedia, motivada por un brutal, macabro y sangriento ataque de celos.
Ambos se conocían desde la adolescencia, sus respectivas casas quedaban a pocos metros de distancia entre la avenida 16 y Los Palomos. Entrada la adultez se convirtieron en novios pero la unión duró solo unos pocos meses, sin embargo, Lisandro quedó profundamente enamorado y nunca más tuvo ojos para otra mujer que no fuera Yakelin Aurora.
Para Lisandro, ella era su gran amor y la mujer de su vida, pero para Yakelin Aurora, según relataron a NAD personas que residen en la zona, él simplemente siempre fue un vecino, o tal vez más allá de eso, un amigo muy cercano que luego convirtió en su socio, ya que entre los dos administraban una venta de agua.
El hecho que aún mantiene en asombro y conmoción a los habitantes del sector El Tránsito ocurrió a tempranas horas de la mañana del pasado domingo 28 de enero en una casa donde habitaba Yakelin Aurora con su hija de 10 años y su madre de 85 años de edad. Allí trabajaban los dos y eventualmente, Lisandro se quedaba por varios días.
Tras discutir fuertemente con Yakelin Aurora, intentó matarla dándole nueve puñaladas entre el cuello, el abdomen y la región intercostal izquierda que finalmente acabaron con su vida. La mujer ensangrentada logró salir gritando del inmueble con su hija en brazos pidiendo ayuda; y le dijo a un conocido que le ayudara a sacar su vehículo para ir a un hospital.
Este trató de saltar el portón del garaje de la casa, pero al ver a Lisandro clavándose el arma mientras caminaba en círculos por el lugar prefirió no hacerlo. Luego, se acercó a Yakelin Aurora y le devolvió las llaves del carro advirtiéndole, en medio de la atribulación, que era imposible sacar el vehículo porque Lisandro le había espichado los cauchos.
Creyendo que finalmente había matado a la que consideraba su mujer, Lisandro se suicidó propinándose no menos de 20 puñaladas en el pecho que según testigos, “se las daba endemioniado”. Trató de ahorcarse con una correa pero finalmente murió desangrado, de rodillas, en lo profundo de la fosa de un taller que hay en el patio del domicilio.
La anciana de 85 años, madre de Yakeline Aurora, se encontraba encerrada bajo llave en una de las habitaciones de la casa, donde Lisandro la metió para que no viera lo que estaba por suceder, pero lamentablemente, la niña de 10 años si presenció la discusión, la golpiza y el apuñalamiento contra su madre.
A los pocos minutos, cerca de las nueve de la mañana, Yakelin Aurora fue socorrida y llevada a la emergencia de un reconocido centro clínico de la ciudad, donde permaneció estable de salud luego de ser sometida a una rigurosa operación. Pero este martes 30 de enero finalmente murió tras sufrir un paro cardíaco. Funcionarios del Cuerpo de Policía Nacional Bolivariana (CPNB) fueron las primeras autoridades en llegar a la horrenda escena.
Pareja intermitente
Lisandro y Yakelin Aurora tenían poco menos de 12 meses de relación sentimental. Hace años fueron novios pero ella se fue un tiempo a los Estados Unidos y la unión se rompió. Siguieron teniendo contacto por teléfono y al parecer, él quería reencontrarse con ella en el norte, pero finalmente, Yakelin Aurora volvió a Maracaibo y continuó viviendo en su casa natal.
Yakelin Aurora fue descrita por sus vecinos como una mujer hermosa, de escultural figura y deslumbrante belleza, que acaparaba la atención de transeúntes y conductores con solo salir a barrer el frente de su casa por las mañanas, pero también dijeron que era recia, decidida y de carácter muy fuerte con sus seres queridos. Este miércoles 31 de enero cumpliría 48 años de edad.
Ella tras llegar de viaje, habilitó la parte frontal del mencionado domicilio y sumó a su emprendimiento a Lisandro, quien perdidamente enamorado de sus encantos, accedió a trabajar con ella en el negocio del agua. Fue de esa forma que se dio entre ambos un lazo más allá de la amistad y la cercanía hizo que volvieran a darle vida a su viejo romance.
El tiempo transcurrió y los problemas que comenzó a tener la pareja hicieron que la relación se volviera intermitente y superficial. Cuando discutían, generalmente por una situación de celos, Lisandro regresaba a su casa por varios días pero seguía trabajando junto a Yakelin Aurora hasta que la cotidianidad hacía que se reconciliaran, una y otra vez.
Esta situación últimamente ocurría con mucha frecuencia y al parecer, Yakelin Aurora ya estaba tomando la decisión de terminar con Lisandro, considerando que las autoridades detectivescas del Cicpc encontraron varias de sus pertenecías agrupadas en una esquina del garaje del inmueble, además del arma con la cual causó la tragedia.
El pasado domingo, los familiares de Lisandro Muñoz, apodado cariñosamente en la zona como “El Chavo”, a pie y en carro, llegaron a la casa donde se encontraba su cuerpo inerte, mostrándose atónitos e incrédulos ante lo acontecido por el buen comportamiento que toda su vida demostró, al igual que los vecinos de El Tránsito.
Las investigaciones de este drama pasional las adelantan funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, quienes se presentaron en la dantesca escena para colectar las evidencias encontradas, entre ellas, el arma blanca y un vehículo marca Chevrolet, modelo Optra de color gris, con placas AB560AS y hacer el levantamiento del cadáver.
Sano y trabajador
Quienes conocieron de vista y trato a Lisandro Muñoz no salen del asombro que les generó la acción tomada por el infortunado hombre, quien además de vender agua en botellón, también la llevaba a domicilio en carretilla por todo el sector. Varios residentes de la avenida 16 lo describieron como una persona tranquila que no buscaba problemas en la calle.
“Lisandro trabajaba por las mañanas en una importadora que está en Amparo y a partir de las 4 de la tarde llegaba a la casa de Yakelin Aurora y se ponía a vender agua. Ese muchacho no era problemático y casi ni salía de esta zona. Lo de él era trabajar pero estaba muy enamorado de ella y a solían discutir”, dijo un vecino que prefirió no identificarse.
Con información de Noticia Al Día