El cuerpo de la senadora colombiana Piedad Córdoba permaneció este lunes en una cámara ardiente instalada en el Congreso de la República, en Bogotá, donde recibió un homenaje póstumo por parte de familiares, legisladores y demás figuras de la política colombiana.
El presidente Gustavo Petro llegó poco antes de las cinco de la tarde al Congreso, donde saludó y abrazó a los familiares de Córdoba, considerada como una de las representantes más importantes de su partido.
Además de compartir con los más cercanos a la polémica legisladora, el mandatario mantuvo una conversación con Natalia Castro, hija de la senadora.
La vicepresidenta Francia Márquez, quien estuvo presente más temprano en el homenaje, expresó que “como pueblo negro, como mujeres negras, pero como colombianos y colombianas, sentimos un dolor, porque aunque muchos en este país no reconocieron el liderazgo de Piedad Córdoba, el pueblo negro sí lo reconoce”.
Por su parte, el senador Didier Lobo, vicepresidente del Senado expresó que tuvo la oportunidad de compartir con la senadora, con quien fomentó “una relación de amistad cordial y sincera independientemente de las diferencias ideológicas”.
El féretro llegó al Salón del capitolio en la mañana de este lunes, rodeado de policías, y fue recibido por políticos de la izquierda y personas cercanas.
El Senado de la República informó que la fallecida senadora del Pacto Histórico recibiría una serie de actos en su honor y que permanecerá en la Sala de la Constitución del Capitolio Nacional hasta las cinco de la tarde. Posteriormente, sería llevada a su natal Medellín, donde el martes será sepultada.
“En el momento que se encuentre su cuerpo en el Salón de la Constitución, se abrirá acceso al público”, indicó el Senado, en un comunicado.
Odios y amores
Piedad Córdoba fue una mujer que siempre generó controversia. Uno de los principales temas que generaron polémica fue su presunta cercanía o el vínculo que tejió con el chavismo.
Incluso, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, la calificó como una “guerrera incansable y una de las mujeres más valientes” que ha conocido, “una gran revolucionaria, luchadora, ferviente defensora de los derechos humanos y de la paz del pueblo”.
En la década del 2000, durante la administración de Álvaro Uribe (2002-2010), como senadora del Partido Liberal, donde militó la mayor parte de su vida, fue mediadora para la liberación de varios secuestrados por la guerrilla de las FARC. Por ello, fue nominada al Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 2008.
Sin embargo, su postura de izquierda y su cercanía con esta guerrilla también le valieron varios calificativos e incluso se decía que se le conocía con el alias de ‘Teodora Bolívar’ en documentos de esa guerrilla.
Es más, en 2010, el entonces procurador general de la Nación Alejandro Ordóñez la destituyó e inhabilitó por 18 años para ejercer cargos públicos porque supuestamente intentó favorecer al grupo subversivo y había “promocionado y colaborado con el grupo al margen de la Ley, FARC”.
Esto a raíz de documentos que se incautó el ejército durante una operación contra la guerrilla y que fueron hallados en computadoras de quien fuera el número dos de las FARC, alias ‘Raúl Reyes’, quien pereció el 1 de marzo de 2008, en un bombardeo del Ejército colombiano en Ecuador de 2008.
Tras varios años bajo la sombra y tras anularse su condena, seis años después, por el Consejo de Estado, la antioqueña volvió a la política tras atender un llamado del presidente de Colombia, Gustavo Petro.
Uno de los más recientes y dolorosos capítulos en la vida de legisladora fue la captura y extradición a Estados Unidos de su hermano Álvaro Córdoba, por cargos federales relacionados con narcóticos.
Fue elegida cinco veces al Congreso, desde 1998 hasta 2022.
Con información de VOA