La red de transporte aéreo de los Estados Unidos (EE. UU.) enfrenta una de sus jornadas más críticas de este año debido a un sistema frontal que ha paralizado operaciones en aeropuertos estratégicos.
Según datos de la plataforma de rastreo FlightAware, se han registrado más de 3.500 cancelaciones y unos 8.000 retrasos a nivel nacional hasta la tarde de este sábado.
Los terminales más afectados incluyen el Aeropuerto Internacional O’Hare en Chicago y el Aeropuerto Internacional de Denver, donde la acumulación de nieve ha superado los pronósticos iniciales, impidiendo el despegue y aterrizaje seguro de las aeronaves.
El Servicio Meteorológico Nacional ha emitido alertas de ventisca y frío extremo para varios estados del medio oeste, advirtiendo que las condiciones de viaje son «extremadamente peligrosas».
Esta situación ha dejado a decenas de miles de pasajeros varados en los terminales, justo en el momento de mayor flujo de viajeros que regresan a sus hogares tras la Navidad.
Las autoridades de la Administración Federal de Aviación (FAA) informaron que los cierres de pistas y las labores de descongelación de aviones están provocando un efecto dominó que afecta incluso a estados con clima favorable, como Florida y California.
Ante la magnitud de la tormenta, aerolíneas como American Airlines, United Airlines y Delta Air Lines han activado políticas de flexibilidad, permitiendo a los usuarios reprogramar sus itinerarios sin costos adicionales.
Sin embargo, los expertos advierten que la recuperación de la operatividad total podría tardar varios días, dado que el sistema invernal se desplaza ahora hacia la costa este, amenazando con afectar los aeropuertos de Nueva York y Boston durante el domingo.
Se recomienda a los viajeros consultar el estatus de su vuelo antes de dirigirse a los aeropuertos y prepararse para posibles pernoctaciones forzadas.
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